domingo, 10 de junio de 2007

Las consecuencias cada vez más destructivas del recalentamiento global

CAMBRIDGE, Massachusetts - HOY, pocos científicos dudan de que la atmósfera terrestre se está recalentando. La mayoría también coincide en que lo hace a una velocidad creciente y las consecuencias podrían ser cada vez más destructivas. Hasta los escolares pueden recitar algunos de los efectos previstos: se calentarán los océanos, la fusión de los glaciares elevará el nivel del mar, sus aguas saladas inundarán las tierras bajas ribereñas y alterarán las regiones aptas para el cultivo. Pero hay otros, menos conocidos e igualmente inquietantes, que afectan gravemente nuestra salud. Ya tenemos encima a muchos de ellos.

El más directo (ateniéndonos siempre a las proyecciones) será duplicar, para 2020, el número de muertes relacionadas con las olas de calor. Un calor prolongado puede aumentar el smog y la dispersión de alérgenos, y provocar la aparición de síntomas respiratorios.

El recalentamiento global incrementa la frecuencia e intensidad de las inundaciones y las sequías. Además de matar por asfixia y hambruna, estos desastres coadyuvan a la escasez de alimentos y la desnutrición al dañar los cultivos y hacerlos vulnerables a las infecciones, las pestes y la maleza. Desplazan poblaciones enteras, con los consiguientes apiñamientos humanos y aparición de enfermedades asociadas a ellos, como la tuberculosis.

Los países en desarrollo son los más vulnerables a estas y otras enfermedades infecciosas ocasionadas por los cambios climáticos, debido a la escasez de recursos preventivos y terapéuticos. Las naciones avanzadas también pueden ser víctimas de ataques sorpresivos: en 2002, en su primera aparición en América del Norte, el virus del Nilo occidental mató a siete neoyorquinos. El comercio y los viajes internacionales posibilitan la propagación de estas enfermedades a continentes alejados de sus focos originales.

Por Paul R. Epstein - director asociado del Centro para la Salud y el Medio Ambiente Global, en la Escuela de Medicina de Harvard. - Traducción de Zoraida J. Valcárcel

Continua....

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